Ana Merino
Quedarme en casa, sumergida en los pliegues de las horas, y no esperar a nadie. Que los ojos escuchen y se olviden del mundo. Que me arrope el silencio y respire en mi nuca su suave indiferencia. Que vivir sea esto, sin palabras de aguja ni rodillas de llanto, con el tiempo desnudo al borde de la cama y mi boca dormida en su tímido beso.
- Del libro Compañera de celda (Visor, 2006)
- Poesía española
- Poemario del encierro, día 142 (agosto 8)