Por qué no soy pintor

Frank O’Hara


No soy pintor, soy poeta.
¿Por qué? Creo que preferiría
ser pintor, pero no lo soy. Y bueno, 
por ejemplo, Mike Goldberg
empieza un cuadro. Paso a visitarlo.
“Siéntate y bebe algo”, me
dice. Bebo; bebemos. Alzo
la mirada. “Dice SARDINAS”.
“Sí, le faltaba algo ahí”.
“Ah”. Me voy y pasan los días
y otra vez paso a visitarlo. El cuadro
sigue su curso, y me voy, y pasan
los días. Paso a visitarlo. El cuadro está
terminado. “¿Qué fue de SARDINAS?”.
Tan solo quedan letras
sueltas, “Era demasiado”, dice Mike.
¿Y yo? Un día pienso en
un color: naranja. Escribo un verso
sobre el naranja. Muy pronto hay una
página entera de palabras, no unos versos.
Después, otra página. Debería haber
mucho más, no más del naranja, más
palabras, sobre cuán terribles son el naranja
y la vida. Pasan los días. Hasta está en
prosa, soy un poeta auténtico. El poema
está terminado y aún no mencioné
el naranja. Son doce poemas, lo llamo
naranjas. Y un día en una galería
veo el cuadro de Mike, se llama SARDINAS.