51 Algún día encontraré una palabra que penetre en tu vientre y lo fecunde, que se pare en tu seno como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo. Hallaré una palabra que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta, que contenga tu cuerpo y abra tus ojos como un dios sin nubes y te use tu saliva y te doble las piernas. Tú tal vez no la escuches o tal vez no la comprendas. No será necesario. Irá por tu interior como una rueda recorriéndote al fin de punta a punta, mujer mía y no mía, y no se detendrá ni cuando mueras.