Carlos Medellín
(Del libro Palabras rescatadas)
Para llegar al árbol es preciso llenar el corazón de soledades, porque el árbol no cabe en las palabras mientras haya un rumor que lo amenace. Antes de toda luz y todo labio yo conozco a los árboles, y sé que por sus cuerpos sólo pasa un río de silencios sin edades. Hay que llegar al árbol como el viento que recoge sus alas y su canto antes de adormecerlo entre sus brazos con la ternura de un amable padre. No se puede llegar al árbol sin el santo recogimiento de las soledades sin la absoluta desnudez del alma en desierto de inútiles imágenes.