¡Más culpables que aquellos a los que miramos
son los que miran!
El testigo que no impide el crimen
pero que lo describe minuciosamente
y se disculpa: “no puedo hacer
dos cosas al mismo tiempo”,
O bien: “La imagen de la víctima inocente
es más importante que su vida
terrestre”.
Los culpables no pueden ser sólo uno, dos, o tres,
cuando ejércitos de testigos miran
y esperan a que todo se acabe,
a que el verdugo se muera de viejo
y la víctima, una segunda vez, por olvido,
Esperan que se acabe el mal sin más
tan simple como se acaba un túnel…
Estamos suspendidos
por nuestra pregunta ausente
al igual que una horca
de una bandera.