Rafael Maya
Esta es la tierra de los padres,
manso terruño donde todo es casi eterno,
y donde solo el buey, bestia telúrica,
ha removido el venerable seno
de la gleba inmortal. Esta es la tierra
que guarda, en sus depositos secretos,
la humedad del diluvio, y donde viven
semillas que aún esperan los decretos
de Dios, para ofrecer frutos que lleven
la plenitud de los futuros tiempos.
Esta es la tierra germinal que cruzan
en toda dirección anchos senderos,
y que cambia su rostro de patriarca
por la gracia florida del efebo.
Aquí se asiste, en cada mes del año,
al nacimiento del racimo nuevo,
y en una simpatía cosmogónica
se ayudan la simiente y el lucero.
Aqui las fuentes, de semblante eglógico
sueltas discurren por su propio reino,
y engendradas aquí fueron las cumbres
por el empuje varonil del fuego.
Aqui, bajo estas cupulas inmóviles
de amor y de ambición traigo los sueños,
como quien junta, en cavidad inutil,
todas las hojas del verano muerto.