Federico Díaz-Granados
Nunca he conocido a los inquilinos de mi vida. No he sabido cuando salen, cuando entran, en qué estación desconocida descansan sus miserias. Las mujeres han salido de este cuerpo a los portazos quejándose de mi tristeza, en algunas temporadas se han quejado de humedad de mucho frío, de algún extraño moho en la alacena. Se marchan siempre sin pagar los inquilinos de mi vida y el patio queda nuevamente solo en este hotel de paso donde siempre es de noche.
- Del libro Álbum de los adioses, antología (Universidad Externado de Colombia, 2006)
- Poesía colombiana
- Poemario del encierro, día 31 (julio 28)