El sueño de la otra

III

Crei saberlo todo
            cuando me miré a los ojos
                        por primera vez.
Detrás de mí 
            estaba la marioneta.
Aquella que aguantaba con sus dientes
            los hilos de mis brazos.
aquella que empujaba con su lengua
            mi cabeza hacia atrás 
                        y hacia adelante.
Aquella que dirigía mis pasos
            con sus manos,
empujando las caderas con un dedo.
La que pegaba su torso a mi espalda
                        para hacerme mover. 

En fin, la igual a mí, la otra,
la que permanecía entre las sombras
mientras doblaba mis rodillas
            con sus pies
                        hasta hincarme.