Dulce María Loynaz
Que la vida no vaya más allá de tus brazos. Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos, que tus brazos me ciñan entera y temblorosa sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra... Que me sean tus brazos horizonte y camino, camino breve y único horizonte de carne: que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
- Poemario del encierro, día 38 (abril 26)