(Del libro Palabras rescatadas)
Debiéramos partir cada noche al futuro y negárselo todo a la memoria. Debiéramos partir por sobre las imágenes como el tiempo camina en nuestra sombra: tendríamos al fin un corazón mecánico o con llaves perdidas. Debiéramos partir con los rostros que alguna vez amamos. Debiéramos partir sin regreso, sin rastro, sin camino, sin eco, sin sonido, como el fuego. Debiéramos partir desde los sueños inexorablemente a un nuevo día.