Carlos Medellín
Del libro Moradas
Descúbreme en tu centro de soledad,
todo lo que te ciñe
soy,
y son mis sílabas
todo lo que no entiendes
o vacilas.
Descúbreme abandonado
sobre tu piel,
—sin tacto—
perdido en el horizonte
de tus ojos,
—estático—
sin encontrar la brújula de tus manos.
O en una barquilla de papel
iluminado
navegando
en subfondo
sueños mediterráneos.
Ayer era la sombra de tu reloj
pequeño,
hoy muevo tus punteros
con mi aliento.
Deja,
deja las horas que murieron ....
Mira:
en las tardes estoy,
y bajo las campanas
del Angelus
reposo,
herido estoy en los cristales rotos,
no hay aves en mi sangre
sino lotos.
Descúbreme en las alas
que ignoran la distancia.
¿Qué sabes tú
del tiempo
y
el espacio?
Pero no temas nada,
punteros
y
decámetros
nunca dominarán en nuestros pasos.
Descúbreme en la noche que cubre tus pupilas,
yo habito por el aire dorado que respiras
y me alimenta sólo tu pan de melodías.
Descúbreme,
ya sin voz,
desterrado en tu acento
o en estas verdes letras que desparrama el viento.