Canción de la cima

Robert Bringhurst


La diferencia no es nada que puedas ver — sólo
el borde adornado del aire
sobre aquellas piedras, y el aire penetrando
en la profundidad del pulmón, como un largo colmillo,
limpio como el magnesio. La respiración
siempre excava un cuenco,
no deja nada en la sangre
sino una copa
vacía, en la que se puede beber
todo lo que la mente encuentre— luz
amarga o brillante oscuridad o el rincón
frío de la distancia sin medida.
Esto es lo que permanece: la sangre colmada
en busca de la vena,
con sabor a diente templado y llama extinta.

  • Traducción de Marta Del Pozo y Aníbal Cristobo
  • Poesía canadiense