V Las palabras se mueven, la música se mueve Nada más en el tiempo; pero lo que sólo está vivo Sólo puede morir. Termina el habla Y vuelven al silencio las palabras. Sólo mediante forma y estructura Pueden llegar a la quietud la música o las palabras Como un inmóvil jarrón chino Se mueve perpetuamente en su quietud. No la inmovilidad del violín mientras la nota dura, No sólo eso sino la coexistencia, O digamos que el fin precede al comienzo Y que el fin y el comienzo estuvieron presentes Antes del comienzo y después del fin. Y todo es siempre ahora. Las palabras se esfuerzan, Se resquebrajan, a veces se rompen bajo la carga y la tensión, Resbalan, se deslizan, perecen, La imprecisión las deteriora, pierden su sitio, pierden su fijeza. Voces agudas Que regañan, se burlan o sólo parlotean Las asaltan continuamente. La Palabra en el desierto Es atacada sobre todo por voces de tentación, La sombra que solloza en la danza fúnebre, El sonoro lamento de la quimera desolada. El detalle del diseño es movimiento, Como en la imagen de los diez peldaños. El deseo también es movimiento, En sí mismo indeseable; El amor es inconmovible, Sólo es causa y es fin del movimiento, Sin tiempo y sin deseo, Excepto bajo el aspecto del tiempo, Captado en forma de limitación Entre no ser y ser. De pronto en un rayo de luz solar, Exactamente mientras el polvo se mueve, Se levanta la risa oculta De los niños entre el follaje. De prisa, aquí, ahora, siempre— Ridículo el estéril tiempo triste Que se extiende antes y después.