Soy de oficio palabrera:
la que habla desde el fuego,
la que inventa risas, retahílas y misterios,
la que escribe palabras de colores
y las deja colgadas en el techo,
cuando coinciden las quimeras con el viento.
Soy la que teje los sueños
y los une con saliva, miel y romero
y los deja secar en la montaña,
cerca del musgo,
lejos del humo,
al ladito de tu recuerdo.
Soy de mis silencios mensajera:
la que los envuelve entre hojas de curubo
y las sella con orugas transparentes
que saben guardar mi secreto.
Soy la que espera,
la que vuela, regresa y espera,
la que recoge la cosecha de palabras maduras
para escribirlas otra vez
y dejárselas al viento.
Al viento...