Si hablo por los muertos, debo dejar
este animal de mi cuerpo,
debo escribir el mismo poema una y otra vez,
porque una página vacía es la bandera blanca de su rendición.
Si hablo por ellos, debo caminar sobre el filo
de mí mismo, debo vivir como un ciego
que corre por los cuartos sin
tocar los muebles.
Sí, yo vivo. Puedo cruzar las calles preguntando
“¿En qué año estamos?”
Puedo bailar mientras duermo y reírme
frente al espejo.
También el dormir es oración, Señor,
yo alabaré tu locura, y
en un idioma que no es mío, hablaré
de música que nos despierta, música
en la que nos movemos.
Porque cualquier cosa que diga
es una especie de súplica, y yo debo alabar
los más oscuros días.
- Traducción de G. A. Chaves
- Del libro Bailando en Odessa (Tupelo Press, 2004)
- Poesía ucraniana