Sobre el helado camino la madre vuelve al amanecer empapada del pesado rocío nocturno; después de un día de ventas. No hay tarro de miel en la alacena, sólo el polvo gris acumulado. Mientras tanto los niños, tan pequeños para el trabajo, sin culpas, duermen tendidos aquí, allá. Nadie ve, nadie comprende cuando ella sacude la lluvia de estrellas que trae en la frente. Cuando de sus mangas se desprende la luz de la luna.
- Versión de Indira Díaz
- Poesía coreana
- Poemario del encierro, día 127 (julio 24)