José Emilio Pacheco
La muchacha desnuda toma el sol apenas cubierta por la presencia de las frondas. Abre su cuerpo al sol que en lluvia de fuego la llena de luz. Entre sus ojos cerrados la eternidad se vuelve instante de oro. La luz nació para que el resplandor de este cuerpo le diera vida. Un día más sobrevive la tierra gracias a ella que sin saberlo es el sol entre el rumor de las frondas.