Víctor Hugo Fernández
II
Los hermanos son ese otro que nunca fuimos
pero que llevamos dentro.
En ellos nos miramos como en un espejo,
nos asusta su independencia.
Tienen su propia sombra,
se quejan de una sed ajena
pero no pueden ocultar nuestros gestos.
En su sonrisa se esconde una alegría
tan propia como la piel con que salimos a la calle.
Las horas pasan por sus cuerpos
y parece ser que un reloj muy diferente
determina el ciclo de sus días,
Pero en ellos nos miramos como en un espejo.
Son el agua bendita que protege la liturgia de los días,
los hermanos son lo que nunca fuimos,
la boda con alguien desconocido,
los hijos que nunca tuve
la profesión que nunca me interesó
la mar espléndida que desemboca
en la bahía donde me espera la bondad ajena.
Los hermanos son un dolor en el pecho,
una pérdida dolorosa cuando menos lo esperamos.
(fragmento)