Inesperadamente

Juan Antonio González Iglesias

Lo esperado sucede inesperadamente.
A veces no hay campana, no hay trompeta, no hay canto
ni heraldo ni siquiera jilguero que declare 
la entrada del milagro. Es la vida de un hombre 
en su mundo de límites cada vez más pequeños.
Como el agua que fluye pasarán muchos meses 
hechos de muchos días. Habrá que darlo todo 
por perdido. Dormirse muy cerca de la nada.
Pero despertaremos. Un día de febrero 
respiraremos aire que contendrá futuro.
Se acabará el desorden de nuestros corazones
y se ensanchará el pecho de los que se angustiaron.
Con el mismo silencio y la misma dulzura
con que llega la nieve, se cumplirá de pronto
el nombre del arcángel que significa Dios
ha curado.