Días lentos y verdes y amarillos como grandes camaleones a la orilla del tiempo Y tal vez azules Yo los quisiera eternos sobre un cielo redondo dulcemente curvado por la mano de un niño Yo los quisiera azules y redondos como la vieja taza de peltre en cuyo fondo volaba hechizada una brisa de pájaros. (a Vlad)
- Del libro En el traspatio del cielo (Colcultura, 1993)