Carlos Medellín
Cómete tu dolor
tú solo hambriento,
que andas por este mundo que no es tuyo
sin que nadie te lo pida
y devora tus manos con sabor a vinagre
loco de tanto andar detrás de tus pasos,
solitario, perdido en ti y en los demás,
mi pobre hermano a quien nadie recuerda,
con tu nombre de todos olvidado,
sin saber si es que vas o si regresas
con los ojos grises de nubes,
con el cuerpo que poco a poco se deshoja,
arrastrando canciones marchitas
y rompiendo las piedras con los dedos,
proletario de todos los sitios,
un día serás condecorado
con medallas de sangre
sobre tu corazón.