(Del libro Palabras rescatadas)
La noche no es silencio para quienes esconden su voz entre los árboles. Vivimos de palabras que sólo el aire sabe. Vivimos de palabras que alguna vez dijimos. La palabra del niño tiene acentos de aguas, es un aire delgado dicho desde las flautas. Otras palabras fueron las del oboe mágico, entonces descubrimos la armonía del mundo con sus objetivos múltiples de azul arquitectura. Después fue el gran sonido de un clavecín romántico y el arpa se hizo parte de nuestro corazón. Tales son las palabras que llegan esta noche como todas las noches desde el profundo olvido.